martes, 9 de junio de 2015

MARANATHA

Hoy quiero hablar del grupo de amigos más longevo que tengo, comenzamos hace ya mucho, a finales de los sesenta, desde entonces ha habido muchos momentos de convivencia, con muchas anécdotas y muchos episodios que recordar. Era un grupo formado desde el seguimiento a Jesús, pero de una forma alegre y liberadora, nada fanático y muy tolerante.
Entre los recuerdos más queridos están mis comienzos, allí estaban el P. Adolfo, José Luis, Rafael, Pepi Rodríguez, Charo Gamero, Sebastián, Mari Carmen García, Pimpi, José Acuña, La Hermana Pilar, Charo Campe, Juan de Dios, charo Montes, Valero, Conchi Landroguez y alguno que pudiera no recordar.
Teníamos reuniones todos los fines de semanas, que terminábamos con la celebración conjunta de una Eucaristía, en esos tiempos mi fe era mucho mayor de la que tengo ahora, pero la otra fe, la que me lleva a creer  que algún día los hombres dejarán de matar a otros hombres, que los pueblos serán libres y autosuficientes y que todos cuidaremos de esta nuestra casa que es la Tierra, esa... aún no la he perdido.
Entre las tareas que desarrollábamos estaba, el visitar a personas del Barrio de la Viña que estaban solas y hacerles compañía de vez en cuando, también pertenecíamos a la asociación Auxilia, esta se dedicaba a prestar ayuda a las familias con niños inválidos por poliomelitis quiero recordar, los sacábamos de paseo, íbamos de excursión y algunas cosas más, aquella experiencia me dejó marcado, jamás podré olvidar la dulzura y el cariño que desprendía hacia aquel chiquillo que me tocó ayudar, su madre, esa imagen permanece imborrable en mi cerebro.
Luego me fui a Barcelona y permanecí alejado de Cádiz durante tres años, las cartas mantuvieron el contacto, cuando volví el grupo había cambiado, faltaban algunas caras pero encontré otras nuevas como Pepi González, Pili, Chiqui, Luis Quiles, Guillermo, Ana Orellana, José Manuel, Ana, Paco, el Padre Emiliano, Marisa, Meli, Charo Borrego y alguna más que no recuerdo. De los nombrados se nos fueron Guillermo, Luis Quiles y Emiliano, tres desapariciones que dejaron su huella marcada en nuestros corazones.
De esta segunda etapa recuerdo un viaje a Miranda de Ebro, una excursión a los Picos de Europa, con la Garganta del Cares, Valdeón y Cangas de Onís, muchas reuniones, muchas carcajadas y buenos ratos, sobre todo buenos ratos.
Hoy solo nos vemos en momentos muy puntuales, alguna que otra vez para tomar un cafelito, pero sobre todo por motivos tristes, como la misa que a finales de Mayo hicimos en memoria de Emiliano. Pero sabemos de uno y de otro, porque seguimos en contacto ya sea vía teléfono o vía Internet.
Una cosa que he podido comprobar a través de los más de cuarenta años transcurridos desde su comienzo, que aunque nos veamos poco, aunque nos veamos menos, Maranatha sigue vivo y lo seguirá aún muchos años....


De arriba abajo y de izquirda a derecha, Padre Adolfo, Mari José, Charo Borrego, Ana, Paco,José Manuel, Mari Carmen García, Sebastián, Chiqui y Antonio Ramos.


1 comentario:

  1. hola, Antonio me encanta lo que leído sigue ampliándolo el blogger, muchos besos pronto nos veremos en la uni, un saludo y hasta pronto..

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